jueves, 10 de noviembre de 2011
MARIO DEL MONACO.
Mario del Monaco (Florencia, 27 de julio de 1915 - Mestre, 16 de octubre de 1982) fue un tenor dramático italiano. Considerado por muchos como el más grande tenor dramático del siglo XX.
Mario del Monaco nació en una acomodada familia florentina con antecedentes musicales. Estudió el violín pero siempre fue un apasionado del canto. Se graduó en el Conservatorio Rossini, en Pésaro, donde conoció y cantó por primera vez con Renata Tebaldi. Raffaelli, su maestro, reconoció su talento y le ayudó a iniciar su carrera. Estudió su técnica vocal principalmente con Melocchi. Se casó en 1941 con Rina Filippini.
Debutó en un papel importante el 31 de diciembre de 1940 como Pinkerton en Madama Butterfly en el Teatro Puccini de Milán. Aún se recuerda su interpretación de Otello de Giuseppe Verdi, personaje que abordó por primera vez en 1950 y el cual fue madurando durante toda su carrera. Se ha llegado a decir que interpretó el personaje por lo menos 427 veces. Fue incluso enterrado en su traje de Otello.
Fue pareja en varias grabaciones y representaciones de Renata Tebaldi, con quien grabó las óperas más conocidas de Verdi y Puccini, entre otros. Se retiró en 1975.
Mario del Monaco falleció el 16 de octubre de 1982 a la edad de 67 años en su residencia de Mestre (la porción territorial de Venecia), a causa de un paro cardíaco, consecuencia de su debilitada salud resultante de una avanzada nefritis crónica.
Mario del Monaco ha interpretado múltiples óperas de diversos compositores, en total 52. Entre sus mejores interpretaciones se encuentran:
Otello (Verdi)
Samson et Dalila (Saint-Saens)
Pagliacci (Leoncavallo)
Cavalleria Rusticana (Mascagni)
La fanciulla del West (Puccini)
Aida (Verdi)
Carmen (Bizet)
Norma (Bellini)
Manon Lescaut (Puccini)
Ernani (Verdi)
Andrea Chénier (Giordano)
La forza del destino (Verdi)
Turandot (Puccini)
Lohengrin (Wagner)
I troiani (Hector Berlioz)
Su voz poseía una potencia extraordinaria comparable sólo a la del tenor danés Lauritz Melchior. Su timbre fue de color oscuro. No obstante ciertos críticos consideran su voz provista de cierto tinte metálico, mientras que otros le han atribuido una robustez comparable con la de un roble.
Su presencia escénica era indiscutible, destacando fundamentalmente la naturalidad y expresividad de sus interpretaciones. Poseía además, una perfecta dicción.
Su defecto primordial residía en su enorme caudal vocal, que en ciertas situaciones le impedía moldear el volumen de su emisión. Sin embargo, existen muchos registros que permiten demostrar la verídica existencia de su tan discutida mezza di voce.
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